«Lo que el médico yerra, lo tapa la tierra». El refranero español debe modernizarse. Ya no es así. Los pacientes no se resignan ante los errores de los facultativos. La última prueba: los casi 1,8 millones de euros que un cirujano de digestivo -Julio F.P.- de una clínica privada de Bilbao y su compañía de seguros deben abonar a un hombre de 39 años -Juan U.I.- que quedó parapléjico tras una operación de esófago. Se trata de la indemnización más elevada fijada hasta ahora en España.
La intervención tuvo lugar el 31 de mayo de 2007. Su finalidad era corregir una acalasia, dolencia que acarrea una seria dificultad para tragar. Durante su ejecución, mediante la técnica de laparoscopia algo falló. Se produjo una hemorragia masiva. Julio F.P. pidió ayuda a dos colegas, un cirujano torácico y otro vascular. Al tratar de controlar la pérdida de sangre, se dejó sin riego la médula espinal del paciente, con lo que se produjo la paraplejia.
«Esta sentencia ha generado revuelo en el sector, pero sobre todo por el hecho de que la póliza del cirujano afectado no cubre toda la indemnización», comenta Michel Martínez, representante en Vizcaya de la compañía Ama, especializada en seguros para profesionales sanitarios. Y es que de los 1,8 millones de indemnización, la compañía Zurich solo pone 600.000 euros. El resto -1,2 millones- lo tiene que pagar el cirujano.
Martínez añade que esta circunstancia ha llevado a numerosos médicos que ejercen en la sanidad privada a interesarse por las garantías de su seguro de responsabilidad civil. Los errores de los facultativos de los sistemas públicos de salud -Osakidetza, en el caso de Euskadi- están cubiertos por las respectivas administraciones.
Michel Martínez señala que «de tres años a esta parte, son muchos los médicos que han mejorado sus pólizas». ¿El motivo? El notable incremento de las reclamaciones de los pacientes. El profesional sanitario ya no disfruta de la fe ciega que los enfermos le dispensaban hace décadas. «La primera Ley General Sanitaria, de los años 80, protege los derechos de los usuarios. Este hecho, unido a una mayor cultura ciudadana, ha conllevado un incremento de las reclamaciones», dice un letrado. Ahora bien, los abogados que llevan este tipo de casos niegan que en España se esté acercando a situaciones como las de Estados Unidos, donde hay indemnizaciones multimillonarias y demandas constantes. «Los muertos españoles son los más baratos del mundo», dicen.
¿Es así? Michel Martínez tiene la respuesta. «La póliza de un cirujano general con una cobertura de 1,2 millones de euros es de 700 euros al año. Si cubre 600.000 euros, la prima se queda en 500 euros». Ahora bien, la tarifa varía en función de la especialidad. A mayor riesgo, más caras. Por eso, los cirujanos estéticos o los ginecólogos que practiquen la obstetricia tienen que pagar 3.000 y 4.000 euros para cubrir posibles indemnizaciones de hasta 1,2 millones de euros.
«A más trabajo, más prima»
En este mismo grupo se sitúan los traumatólogos y los oftalmólogos. «La técnica del láser ha generalizado las intervenciones en los ojos, con lo que se han mejorado las pólizas». Martínez asegura que el colectivo médico del País Vasco está, en general, bien asegurado.
Carlos Gómez Menchaca, un abogado con más de veinte años de experiencia en el campo de las negligencias médicas, sostiene que «cuanto más trabaje un cirujano, más alta debe ser su póliza. Incluso, tendría que tener más de un seguro», subraya. Aunque él no ha llevado este caso, aplaude la sentencia del titular del Juzgado de Primera Instancia número 3 de Bilbao que ha fijado la millonaria condena.
En la operación de Juan intervinieron dos equipos de cirujanos que se culpan mutuamente del error. Ante la dificultad de probar cuál de ellos fue el responsable de un corte de un centímetro en la aorta que desencadenó la paraplejia, el juez aplica la doctrina del Supremo del ‘daño desproporcionado’ consistente en «dar protección al perjudicado». Por ello, responsabiliza del daño al cirujano digestivo que programó la operación y no al segundo equipo, que acudió en su ayuda. «El juez ha hecho lo que debe. Lo que no puede ser es que el paciente, encima de ser el perjudicado, no sea compensado por la dificultad de probar quién fue el responsable».
El abogado rechaza cierta sensación que flota en los ambientes sanitarios sobre la inseguridad de los médicos en el ejercicio de su profesión. «Para nada están indefensos. Cuentan con un sistema legal que les ampara. Si como cualquier humano cometen un fallo, para eso están los seguros. Una póliza de 2.000 ó 3.000 euros anuales ofrece una gran cobertura. ¿Qué es eso para un cirujano?», comenta.
Carlos Gómez Menchaca sostiene que ante casos tan evidentes como el de Juan, que entró en la clínica por su pie y salió en silla de ruedas después de operarse del esófago, «lo mejor es llegar a acuerdos extrajudiciales en vez de sostener el pleito».
Publicado por El Correo el 7 de noviembre de 2.010.