La mujer, de 47 años, fue operada de un mioma uterino por la técnica de laparoscopia en mayo de 1998. Tras la intervención realizada en el hospital de Basurto la paciente sufrió complicaciones, comenzó a sentir fuertes dolores abdominales, presentaba secreciones de pus por el drenaje y orina en sangre. En el examen médico de urgencia al que se sometió a la enferma se descubrió la rotura del uréter izquierdo, a apenas dos centímetros de distancia de la vejiga.
Los informes periciales presentados en el juicio demostraron que la rotura se había producido durante la intervención quirúrgica. “En las maniobras de aislamiento de las conexiones del útero al abdomen, el equipo quirúrgico seccionó inadvertidamente el uréter”, indica la sentencia. Los peritos que declararon durante el juicio detallaron que la enferma expulsó más de medio litro de líquido seroso –semejante al suero-, que solo podía provenir de esa rotura de la vejiga.
El tribunal considera que el equipo sanitario tuvo un comportamiento “negligente, imprecavido e inobservante”, y que las lesiones sufridas por la demandante se hallan relacionadas con una “deficiente atención médica”. Por ello condena a Osakidetza a pagar 40.000 euros de indemnización a la enferma. La decisión judicial matiza, sin embargo, que este accidente es “un riesgo inherente a la propia intervención realizada”.
Secuelas
La paciente tuvo que someterse a una nueva operación en la que le reimplantaron el uréter en la vejiga. Posteriormente, en febrero de 2.001, entró de nuevo al quirófano para ser intervenida con anestesia general de una secuela del error médico sufrido, según explicaron desde el despacho de abogados Gómez Menchaca que representa a la demandante. La mujer también se vio obligada a llevar malla de proleno para sostener el abdomen.
Publicado por El Correo el 23 de noviembre de 2.003