F.A ingresó en el hospital de Galdakao para ser tratado de un quiste de vesícula y ahora arrastra una lesión para toda la vida. El hombre sufrió una infección y tuvieron que ponerle suero, «con tan mala suerte» que la vía se rompió y se quedó dentro de su cuerpo. Al no disponer en ese momento de un especialista para retirarle el catéter, el médico decidió trasladar al paciente al hospital de Cruces para que otro técnico le sacase la vía.
Ya en el centro baracaldés, F.A estuvo «doce horas dentro de una máquina», mientras un sanitario trataba de extirparle «sin éxito» el catéter mediante radioscopia (método diagnóstico por imagen). Como consecuencia de la «radiación excesiva» a la que fue expuesto durante la intervención, el paciente sufrió una herida en el tórax «de tal magnitud que dio lugar a una radiodermitis crónica», cuyas consecuencias todavía arrastra «al no poder ser tratada quirúrgicamente».
Quince años después, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha condenado a Osakidetza a pagar una indemnización de 60.000 euros al entender que el paciente fue víctima de un «comportamiento negligente e imprecavido por parte de la administración sanitaria». La sentencia reconoce que las lesiones sufridas por el demandante están relacionadas con «una deficiente atención médica». «Ha sido un proceso muy largo, pero nunca he perdido la esperanza. Lo que me han hecho no tiene nombre», asegura F.A., representado por el abogado Carlos Menchaca.
El demandante nunca pensó que el problema de vesícula con el que ingresó en Galdakao hace quince años -F.A tenía entonces 45- le dejaría graves secuelas para toda la vida. Lo que en principio iba a ser una sencilla intervención para retirar el catéter se complicó hasta el punto de que el paciente ha llegado a perder «varios empleos por la lesión» que padece. «No pasaba los reconocimientos médicos», explica con resignación.
«Picor insoportable»
La herida se hizo visible a «los pocos meses» de recibir la radiación. «El picor era insoportable. Tenía el centro del pecho en carne viva», recuerda el paciente. Fue en el hospital de Galdakao donde la dermatóloga que le atendió de urgencia le diagnosticó la radiodermitis crónica. «Estuve en tratamiento durante un año y medio, pero no sirvió de nada. El daño ya estaba hecho», explica F.A.
Según indica el informe pericial, la enfermedad que padece el demandante «indica que la irradiación por el método empleado fue prolongada de forma excesiva en el tiempo durante el acto quirúrgico de extracción del catéter. En este caso concreto, la radiodermitis crónica es una secuela derivada de la radioscopia que puede y debe prevenirse». Ante estos hechos, el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco entiende que se ha cometido una «negligencia» y condena a Osakidetza a pagar 60.000 euros al demandante.
Publicado por El Correo Digital el 20 de julio de 2.009.