Un juzgado de Vitoria ha condenado a Osakidetza a indemnizar con dos millones de pesetas a una vecina de Bilbao porque después de cerca de un año de consultas en el Servicio Vasco de Salud sin que sus dolencias remitieran, se vio obligada a acudir a la Clínica Universitaria de Navarra (privada) donde le diagnosticaron un ‘carcinoma pulmonar’.
El juez reconoce en su sentencia que ‘existió una falta de diligencia en la asistencia médica prestada a la paciente’ porque ‘no fue realizada ninguna prueba específica para descartar un proceso oncológico cuando los dolores que sufría eran compatibles con un proceso de este tipo’.
El despacho Gómez-Menchaca, de Bilbao y especializado en negligencias médicas, demandó en nombre de la paciente a Osakidetza, como responsable patrimonial, y le exigió una indemnización por daños y perjuicios de 20 millones de pesetas.
El juez reconoce, en base al informe pericial, que si una paciente que ‘no mejora de sus dolores durante meses, pese al tratamiento, es preciso consultar con otros especialistas’, entre los que menciona expresamente al ‘oncólogo’. Añade además que ‘hay que lograr llegar al diagnóstico que causa la dolencia y una vez descartadas las patologías no tumorales, hay que pensar en algún proceso tumoral’.
La resolución judicial también reconoce la pretensión de la demandante ‘en cuanto a que no fueron realizadas las pruebas oportunas para descartar la existencia de un proceso oncológico’ por lo que estima ‘equitativa la suma de dos millones de pesetas para indemnizar los daños ocasionados’, una cifra diez veces menor a la solicitada por la defensa.
Un periplo de meses
El periplo de la paciente comenzó en mayo de 1998 cuando acudió a su médico de cabecera en el ambulatorio bilbaíno de Txurdinaga por unos dolores en el hombro izquierdo. Al no cesar, regresó el 14 de julio. Fue remitida a Traumatología. El 30 de agosto acudió al servicio de urgencias del Hospital de Cruces donde se le diagnosticó ‘un dolor costal’, se le recetaron analgésicos y control por parte del traumatólogo del ambulatorio.
Se le hizo una radiografía que no reveló nada patológico.
Los dolores persistieron y, de septiembre a diciembre de 1998, acudió en varias ocasiones a Traumatología, se le realizaron diversas pruebas radiográficas, de rehabilitación, fue tratada con ultrasonidos y se le hizo una resonancia magnética. Posteriormente fue remitida a Reumatología.
Como el dolor no cejaba, acudió a la sanidad privada. En abril de 1999, en la Clínica Universitaria de Navarra ‘le diagnostican carcinoma pulmonar, tras detectar un nódulo de 3,5 centímetros en una radiografía de tórax y practicar biopsia y un TAC’. En junio fue intervenida en Cruces para extirparle el tumor y, una vez de alta, recibió quimioterapia en la sanidad privada.
Publicado por El País el 17 de abril de 2.001