Osakidetza tiene que abonar 50.000 euros -45.000 de indemnización y 5.859 más en concepto de intereses- a un chico 17 años que perdió un testículo por una mala praxis del facultativo que le atendió en el hospital vizcaíno de San Eloy. Así lo ha decidido el juez de lo contencioso administrativo número 1 de Vitoria -todas demandas contra el Servicio Vasco de Salud se estudian en la capital alavesa, por ser la sede de la Administración autonómica- en una sentencia que ya es firme.
Según el relato judicial, el adolescente acudió de madrugada al servicio de Urgencias de San Eloy con un intenso dolor en el testículo derecho que se irradiaba a la zona lumbar. Después de realizarle una radiografía, el facultativo que le atendió le diagnosticó una orquiepididimitis, es decir una inflamación. Por ello, le recetó antiinflamatorios e indicó que visitara al urólogo pasados cuatro días.
Siguiendo estas instrucciones, el chico acudió a la consulta de un médico especialista del ambulatorio de Barakaldo, donde le realizaron una ecografía ‘doppler’, una técnica que permite estudiar el flujo sanguíneo. Tras este estudio, el urólogo aconseja que se opere en el mismo día. La rapidez de esta intervención no permitió, sin embargo, salvar el testículo, que era ya inservible.
Exploración «cicatera»
El diagnóstico final fue que se había producido un infarto hemorrágico testicular, cuya consecuencia fue la necrosis (muerte) del tejido por falta de riego sanguíneo. En el parte de alta, se detalla que lo ocurrido pudo deberse a la torsión del conducto espermático o bien por un traumatismo no especificado.
En la reclamación judicial, la familia del menor reclamó 100.000 euros de indemnización. En la demanda, materializada por el despacho de abogados Gómez Menchaca, se alegó que el retraso diagnóstico motivó la pérdida de cualquier oportunidad de salvar el testículo mediante una cirugía precoz. Los demandantes añadieron que la primera exploración fue «cicatera» por no haber recurrido a una ecografía para lograr un buen diagnóstico.
También la magistrada que ha juzgado el caso es de esta opinión. En su sentencia, considera que el comportamiento de la facultativa de Urgencias fue «negligente e imprecavido». La jueza llega a esta conclusión tras pedir dos informes periciales a dos médicos ajenos al caso. Mientras uno de los facultativos cree «razonable y ajustado» el diagnóstico de Urgencias, el otro perito, un urólogo, se muestra tajante. Opina que debía de haberse realizado una ecografía en cualquier caso, dado que el equipo para realizarlo estaba disponible.
El especialista señala en su informe que si se hubiese hecho una evaluación correcta y, en consecuencia, una intervención urgente, el paciente no habría sufrido la amputación. Y es que la torsión testicular es una urgencia quirúrgica que, si se aborda dentro de las seis, primeras horas, permite salvar la mayoría de los testículos operados.
En base a este dictamen, que es el que la magistrada tiene en cuenta por ser el de un especialista en la materia, se condena a Osakidetza a abonar 45.000 euros más los intereses al joven.
Publicado por El Correo el 8 de abril de 2.011