Negligencias médicas durante los partos y seguimiento del embarazo:
El alumbramiento de un bebé es un proceso natural que puede estar cargado de complicaciones y los servicios médicos han de estar preparados para afrontarlas con eficacia dado que en breves plazos de tiempo los daños pueden ser catastróficos, desde traumatismos obstétricos hasta lesiones cerebrales que cursarán con parálisis cerebral. Es por tanto una de las prácticas de la medicina donde se producen más negligencias médicas, tanto en el parto como en embarazos complicados.
Se trata de una medicina altamente protocolizada para cada tipo de complicación que va surgiendo. Tanto a nivel hospitalario como de sociedades científicas (en España la SEGO-Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia) se publican protocolos médicos de actuación para la resolución de cualquier complicación obstétrica.
Protocolos médicos que
Lo primero que habrá que analizar ante la presencia de una parálisis cerebral, el peor de los supuestos, es si ésta está causada por el parto. Existen criterios aprobados de consenso para definir un episodio hipóxico agudo intraparto que en el año 2.005 fueron publicados por la SEGO recogiendo las conclusiones del American Collage of Obstetricians and Gynaecologits (ACOG) y que son los siguientes de forma esencial:
- Evidencia de acidosis metabólica en la arteria umbilical fetal obtenida inmediantamente después del parto, (pH igual o inferior a 7 U/pH y déficit de bases igual o inferior a – 12 mmol/l).
- Inicio precoz de la encefalopatía neonatal severa o moderada en niños nacidos con 34 o más semanas de gestación
- Parálisis cerebral de los tipos de cuadriplejía espástica o discinética.
- Exclusión de otras etiologías identificables, como un traumatismo, trastornos de la coagulación, enfermedades infecciosas o alteraciones genéticas.
Cómo detectar la pérdida de bienestar fetal
Existen otros criterios que pueden sugerir la pérdida de bienestar fetal. A los efectos de reclamación, éstos últimos adquieren importancia cuando faltan datos en los historiales médicos que corroboren o desmientan los esenciales; por ejemplo un caso en que no se tomase el pH de la arteria umbilical.
A partir de ahí un análisis exhaustivo de la historia médica nos dirá cuándo el servicio médico pudo saber y conocer la existencia de una pérdida de bienestar fetal y si actuó o no con la presteza y calidad requeridas. Puede ser que nadie vigile el registro cardiotocográfico y que éste u otras pruebas como test basales previos al expulsivo arrojen datos de alarma que pasen desapercibidos; o que no exista un obstetra presencial en el centro médico perdiendo un tiempo precioso en acudir. Todo un cúmulo de circunstancias que hace que la necesidad de interrupción del parto y la extracción fetal por el medio más rápido no se lleve a cabo, con consecuencias gravísimas.
Traumatismos obstétricos
En otras ocasiones pueden producirse traumatismos obstétricos. Desde fractura de miembros que habrá que explicar oportunamente, hasta maniobras obstétricas mal indicadas y/o ejecutadas para solucionar distocias en el expulsivo. O un error en la medicación suministrada a la madre durante el proceso del parto.
Finalmente nos encontramos con daños causados por una mala reanimación del bebé ante complicaciones como aspiraciones meconiales, o simplemente tras una pérdida de bienestar fetal; bien por falta de pediatra neonatólogo que haya sido avisado para acudir al paritorio, o que éste ejecute incorrectamente las maniobras de reanimación. Otros casos surgirán en periodos posteriores por falta de vigilancia ante complicaciones de los bebés.
Consecuencias de las negligencias médicas durante los partos
Todas estas circunstancias acaban suponiendo gravísimas secuelas para un niño desde el momento del nacimiento, daños morales inimaginables para los padres, y la necesidad de tratamientos rehabilitadores que durarán todo el periodo de crecimiento del niño. Son casos realmente graves que Gómez Menchaca Abogados trata con especial cuidado.