Negligencia durante la anestesia y reanimación y reacciones adversas a fármacos: Son dos grandes subgrupos de reclamaciones que están vinculadas entre sí.
En lo que se refiere a la actividad púramente anestésica las reclamaciones suelen surgir por la ausencia de anestesista durante intervenciones que se consideran sencillas, pero que cursan con complicaciones sin que el equipo quirúrgico pueda reaccionar a tiempo ante la falta del profesional. Puede ocurrir que el paciente descienda sus niveles de oxígeno, asfixiándose sin que nadie se percate hasta que es demasiado tarde.
En otras ocasiones la intubación/extubación descuidada puede causar lesiones.
Los medicamentos pueden causar reacciones adversas que pueden ir desde la levedad hasta un shock analfiláctico con compromiso vital. Los anestesistas y en general todos los médicos están expuestos a que un fármaco pautado pueda provocar una reacción alérgica en el paciente. Los tribunales han ido variando su postura acogiendo a veces la responsabilidad objetiva por ese hecho y otras veces considerándolo un hecho imprevisible.
Sin embargo, forma parte de los datos que se han de recavar de todo paciente, anamnesis, el conocimiento de si es alérgico a algún fármaco. Resulta evidente que el paciente solo conoce si ha tenido alergia a aquellos fármacos que ha probado, y la ausencia de ésta no quiere decir que no la desarrolle con posterioridad. Pero realizar pruebas alérgicas sobre todo tipo de compuestos a todos los pacientes sería inviable. De ahí que se acabe considerando que si existen datos en la historia médica sugestivos de reacción adversa, éstos deban ser siempre tenidos en cuenta por parte de los sevicios médicos.
En otras ocasiones, la reacción adversa surge de una deficiente dosificación del fármaco o producto que se instaura. Un exceso de dosis o hacer caso omiso de las pautas sugeridas por el fabricante y depositadas y aprobadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. También puede deberse la reacción adversa a no haberse tenido en cuenta interacciones con otros medicamentos. Todo ello crea reclamaciones y responsabilidades.
En definitiva, ante una reacción adversa a fármaco, desde el punto de vista de la reclamación, se hace necesario repasar la historia médica en busca de las dosificaciones, interacciones con otros medicamentos, antecedentes del paciente y en general cualquier dato que sugiera que los efectos perniciosos pudieron ser previstos por el servicio médico antes de su aplicación.
Por último, se hace necesaria la valoración del contexto en que el medicamento es aplicado; no teniendo el mismo tratamiento un shock en el transcurso de una intervención de medicina voluntaria, como puede ser la estética, que intervenciones puramente curativas.