Osakidetza ha sido condenada por negligencia médica a indemnizar con 60.000 euros a los familiares de una paciente que falleció en el Hospital de Basurto de Bilbao tras ser intervenida de urgencia por hemorragia cerebral después que la médico residente le diera el alta sin practicarle un TAC.
Negligencia médica por falta de preparación
El juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Vitoria concluye que la persona que vio a la paciente «no estaba preparada» y debía haber llamado a un neurólogo. Los hechos se remontan a junio de 2006 cuando la paciente, una mujer de 65 años de edad, fue llevada por su familia al servicio de urgencias del Hospital de Basurto de Bilbao porque había perdido la memoria y presentaba un intenso dolor de cabeza.
Una residente de tercer año de neurocirugía realizó a la paciente una exploración y tras permanecer ingresada fue dada de alta. No obstante, nada más salir del centro hospitalario se desplomó y tuvo que ser ingresada nuevamente. A la mujer se le practicó entonces un TAC craneal urgente y se detectó que tenía una hemorragia cerebral, por lo que fue intervenida quirúrgicamente. La mujer permaneció en coma hasta su fallecimiento dos días después de su ingreso.
La familia de la víctima interpuso entonces una demanda al considerar que debió realizársele un TAC o escáner craneal antes de recibir el alta ya que la pérdida brusca de memoria de doce horas era el primer síntoma de una hemorragia cerebral que pudo tratarse antes con «mayores posibilidades de curación» ya que cuando se diagnosticó «era tarde«, explican desde el despacho de abogados Gómez-Menchaca.
El tribunal considera que en este caso los daños tuvieron su causa en una actuación «negligente, imprecavida o inobservante«. Según concluye, la paciente ingresó con un cuadro no interpretado correctamente a pesar de que una afectación vascular cerebral es la causa más frecuente de alteración cognoscitiva.
Enfoque terapéutico inadecuado
De este modo, se advierte de que el enfoque terapéutico desde su ingresó retrasó todo el procedimiento diagnóstico y que de haberse interpretado el síntoma correctamente «el TAC debía haberse realizado a su ingreso y no al aparecer el cuadro de brusca pérdida de conciencia«.
Durante el juicio, la perito destacó además que la persona que vio a la paciente «no estaba preparada para este tipo de cosas» y que ante una situación así, «antes de tomar una decisión de realizar una analítica, una radiografía de tórax que no sirven para nada, lo procedente era llamar a un neurólogo o neurocirujano que rápidamente le hubieran dicho que hiciera un TAC porque es la indicación que hay que hacer con alteración de la conciencia, de 12 horas solo de evolución«.
Publicado por El Mundo el 12 de marzo de 2.011.