Según una información revelada en Informe Implantes el Ala Octa , producto que se utilizaba en la operaciones quirúrgicas de recolocación de retina, contenía partículas que se comían las células nerviosas del ojo causando la ceguera en el ojo operado.
En 2015, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) recibió una comunicación de la distribuidora en España del Ala Octa. W.M. Bloss señalando que se habían detectado al menos 20 casos de complicaciones por el uso de dicho producto, a los que sumaron otros 14 de inmediato. Asimismo, la Unidad de Farmacovigilancia del País Vasco del Hospital de Galdakao-Usansolo, remitió alrededor de otros diez casos de notificaciones a la AEMPS por incidentes del Ala Octa que habían tenido lugar hasta nueve meses antes. Estos casos habían pasado inadvertidos hasta entonces.
Pocos días más tarde, la AEMPS envió una alerta sanitaria a todas las comunidades autónomas para que “de forma inmediata” dejaran de utilizar el Ala Octa por la “desestructuración de las capas retinianas con pérdida de agudeza visual” en los pacientes operados.
A pesar de haber retirado el producto del mercado, el número de afectados no paró de crecer, llegando a alcanzar los más de 40 en octubre de 2015 en un total de 11 centros; un mes más tarde, 47 en 14; en diciembre, 57 en 18 hospitales de nueve comunidades. La cifra prácticamente se duplicó en marzo del año siguiente, hasta superar el centenar de casos en 23 centros de 10 regiones, para alcanzar los 116 casos en 28 hospitales de 13 comunidades en julio de 2016.
El abogado de 89 afectados, Carlos Gómez Menchaca, nos explica cómo están los afectados y qué falló en el sistema.