450.000 euros. Esta es la cantidad de dinero que la Sanidad navarra deberá pagar a una familia de Bilbao como indemnización por las graves secuelas que sufre su hijo al no serle diagnosticada a tiempo una meningitis en el hospital Reina Sofía de Tudela. Los hechos, que han sido analizados por el juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Pamplona, tuvieron lugar el 24 de marzo de 2008. A las 6.50 horas de ese día, la pareja, que pasaba las vacaciones de Semana Santa en la capital de la Ribera, acudió a Urgencias del citado centro con un bebé, gemelo de una niña, que había nacido el 31 de enero de ese mismo año. El crío presentaba hipertemia -fiebre- y reflujo tras la ingesta de alimentos por la noche.
El médico que le atendió entonces le realizó una exploración completa, además de tomarle sendas muestras para cultivos de orina y sangre. Pero, sin esperar a los resultados de estos análisis, el bebé recibe el alta a la una de la tarde al pensar los sanitarios que se trataba de una simple infección por un virus. Es más, al darle el alta solo le recetan apiretal (fórmula pediátrica del paracetamol) por si continuaba con fiebre.
Al día siguiente, a las 21.30 horas, los padres volvieron a llevar al pequeño al mismo centro dado que, en vez de observar mejoría, cada vez le encuentran peor. De forma paralela, el servicio de Microbiología del hospital de Tudela ya había dado la alarma al aparecer un positivo de estreptococo en una de las muestras de sangre pero, dado que nadie en el centro sanitario había pedido el teléfono o la dirección a la familia, esta no pudo ser localizada. Por ello, nada más reingresar el bebé en Urgencias le realizan una punción lumbar. ¿El resultado? infección por estreptococo, sepsis clínica y meningitis.
Traslado a otro hospital
A las 3.30 horas del 26 de marzo, el niño se encontraba ya en una situación crítica. Estaba tan mal que se le trasladó en una UCI móvil al hospital Virgen del Camino de Pamplona, en donde permaneció en cuidados intensivos hasta el 6 de abril. El bebe consiguió vivir, pero las secuelas neurológicas que le ha dejado la meningitis bacteriana son tremendas: ceguera, tetraparesia (disfunción motora de las cuatro extremidades), retraso psicomotor y madurativo, además de epilepsia.
La familia bilbaína, representada por los abogados Gómez Menchaca, solicitaba una indemnización de un millón de euros al Servicio Navarro de Salud al considerar que por la negligencia de sus profesionales se perdió «un tiempo precioso para iniciar el tratamiento del pequeño. En su demanda, sostienen que el «alta precipitada, sin esperar a pruebas fundamentales» impidieron tener la oportunidad de «evitar el fatal progreso de la enfermedad».
La magistrada que ha juzgado el caso ha compartido estas consideraciones. En su sentencia, afirma tajante que el «alta precipitada y la omisión de mantener al niño en observación durante al menos 24 horas» son las causas directas del «daño» que sufrió el bebé, «un daño -añade- evitable, puesto que la enfermedad responde bien al tratamiento si se coge a tiempo».
Por ello, la jueza ha condenado a la Sanidad navarra a indemnizar con 450.000 euros a la familia «para hacer frente a los costes que en el futuro se van a derivar de la permanente asistencia y cuidado que va a necesitar el hijo de los demandantes».
05.11.11 El Correo Digital