Son ya más de cuarenta las personas que han tenido problemas de visión después de ser intervenidas en una operación de retina. Dieciocho de ellos -trece en el País Vasco y otros cinco en Castilla y León-han perdido la visión al menos de un ojo por culpa de, al parecer, el mal estado del perfluorocarbono líquido (PFCL) de la farmacéutica alemana Alamedics y comercializado bajo el nombre de Ala Octa. «Un lote en malas condiciones», según adelantó el director general de Salud Pública de la Junta de Castilla y León, Agustín Álvarez, puede estar detrás de estos efectos secundarios.
Todas estas personas fueron operadas con este producto antes del 26 de junio, fecha en la que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) decidió retirarlo del mercado a la espera de más informes sobre el Ala Octa. Una decisión, según señalaron fuentes ministeriales, que no se realizó de forma pública debido a que es un producto que se usa solo en intervenciones hospitalarias. Se informó a los centros de salud y a las comunidades autónomas, además de a la Sociedad Española de Oftalmología.