No todos valemos lo mismo, solo hay que echar un vistazo a las sentencias sobre indemnizaciones por accidentes de tráfico o por negligencias médicas para comprobarlo. A la hora de indemnizar una muerte o una lesión que deja secuelas permanentes no es lo mismo ser joven que viejo, tener hijos o no tenerlos, contar con una prometedora carrera profesional y un buen sueldo que ser alguien con un perfil laboral discreto y salarial normalito.
Como ejemplo, una mutua ha pagado a una camarera diestra por una limitación funcional -que no amputación- del dedo anular de la mano izquierda una cantidad de 15.000 euros. La entidad ha llegado a un acuerdo con la joven, representada por el despacho de abogados Gómez Menchaca, para evitar un juicio por la negligente atención sanitaria que se prestó a la camarera tras sufrir un accidente laboral.
El Consejo Asesor de Sanidad recomendó, el pasado 14 de julio, a la ministra Ana Mato establecer una tabla de las indemnizaciones que puedan corresponder por daños sobrevenidos de la actividad sanitaria.
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