Este mes de marzo, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León celebrará hasta cuatro juicios relacionados con las reclamaciones presentadas por sendos pacientes que perdieron la visión de un ojo tras someterse a operaciones por desprendimiento de retina en las que se les administró Ala Octa tóxico, un perfluoroctano que estaba contaminado.
Las vistas se celebrarán en la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJCyL, en Valladolid, al igual que las realizadas en pasado 14 de noviembre de 2019 por reclamaciones de otros dos afectados, también representados por Abogados Gómez Menchaca.
Gómez Menchaca defiende a los afectados
Las próximas vistas se refieren a cuatro casos reconocidos por la Agencia Española del Medicamento, y las cantidades solicitadas por los actores suman 400.000 euros. Las víctimas fueron tratadas con un medicamento tóxico que se corresponde con los lotes que el Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) decretó como causantes inmediatos de la necrosis que los pacientes sufrieron en el nervio óptico del ojo que les habían intervenido.
Los distintos juicios, que arrancarán los días 10, 17, 24 y 31 de marzo, responden a las reclamaciones de tres pacientes del Hospital Río Hortega de Valladolid y uno del Río Carrión de Palencia.
Pérdida de visión por Ala Octa tóxico
Todas las víctimas, al igual que los vallisoletanos Amaya G.S. y Rafael M. que se encuentran a la espera de sentencia, reclaman las indemnizaciones pertinentes como resultado de la pérdida de visión de un ojo operado al relacionar dicha consecuencia con los efectos perniciosos generados por el Ala Octa defectuoso.
Es más, en el primer juicio celebrado el año pasado donde se vio la reclamación de estos afectados, el testigo-perito Javier M., jefe del Servicio de Oftalmología del hospital Río Hortega, consideró “razonable” establecer una relación entre el medicamento y la afección en la vista, y no descarta que los afectados pudieran sufrir los efectos del fármaco utilizado en el centro durante dieciocho meses, hasta que la Agencia Española del Medicamento ordenara su retirada por la toxicidad detectada en algunos lotes.
No obstante, a pesar de que la Agencia Española del Medicamento no incluyó estos dos casos entre otros registrados en toda España en los que los pacientes fueron tratados con Ala Octa con una toxicidad del 100%, y que sufrieron la necrosis de su retina en el mismo instante de la operación, el responsable de Oftalmología del hospital vallisoletano no descarta que Amaya y Rafael fueran también víctimas del perfluoroctano.
En palabras del propio Javier M.: “No son casos idénticos a los descritos por la agencia, ya que no se produjo necrosis de la retina, pero es razonable que pudieran estar también vinculados por el uso del Ala Octa tóxico, pues en el caso de Valladolid se identificaron cuatro lotes (080714, 180214, 110213 y 170713) que presentaban una toxicidad de entre el 41 y el 47 por ciento”.
«Es razonable que pudieran estar vinculados con el Ala Octa tóxico»
En este sentido, el experto se ha movido en el terreno de la posibilidad, ya que ni siquiera se ha podido garantizar que los dos pacientes fueran tratados con el Ala Octa tóxico, ya que en la hoja de quirófano no figuran la marca ni el lote utilizado y, por tanto, pudo haberse utilizado cualquiera de los otros dos medicamentos de distinta marca que se empleaban simultáneamente en este hospital.
En cualquier caso, el oftalmólogo Javier M. ha querido señalar que tanto él como sus otros tres compañeros de servicio se percataron de que, a lo largo de dieciocho meses en el que usaron el Ala Octa y a diferencia del periodo anterior en el que no disponían de él, se registró un mayor porcentaje de casos en los que los pacientes, tras la operación, recuperaron menor visión de lo normal: este hecho se repitió en 22 de los 51 intervenidos.
Los expertos eluden cualquier responsabilidad
De todas formas, no fue hasta que saltó la alarma sanitaria, tras los graves casos detectados en Euskadi y Canarias, cuando el departamento de Oftalmología del Río Hortega empezó a sospechar y optó por remitir a la Agencia Española del Medicamento el medio centenar de intervenciones efectuadas en ese periodo en el centro vallisoletano ante su posible afección por el producto retirado.
Inicialmente, el inicio de la contaminación del fármaco elaborado por la empresa alemana Alamedics Germany pudo producirse en los tanques de almacenamiento al permanecer más tiempo del estipulado. En cualquier caso, el experto en Oftalmología, al igual que el doctor que operó a los dos afectados, ha eludido cualquier responsabilidad tras asegurar que ambas operaciones se ejecutaron de forma correcta y acorde con los procedimientos, aunque luego pudieran surgir complicaciones por el uso de Ala Octa.
“Cuando uno va a un supermercado y compra aceite no duda de su seguridad sanitaria y por eso ni yo ni mis compañeros ponemos en tela de juicio la garantía de un producto que cuenta con el sello CE y que consideramos apto para su uso”, sentencio el médico Javier M.
A partir de ahora, corresponde a la titular de la Sala de lo Contencioso Administrativo del TSJCyL, quien dictaminará si estima las reclamaciones de los afectados, con responsabilidad del Sacyl, Alamedics, la distribuidora WM Bloss de Cataluña y la aseguradora Mapfre, o bien atiende la petición desestimatoria de quienes figuran como responsables civiles. Abogados López Menchaca seguirá informando sobre novedades en el caso.
Fuente: Europa Press